Inmersas en el Parque Natural Bahía de Cádiz, las marismas de la localidad constituyen una zona de transición entre el mar y y el dominio terrestre, un espacio de inmensa belleza que se caracteriza por su gran valor ecológico.
Las marismas son un entorno es estupendo para simplemente pasear por sus senderos, emprender una ruta en bicicleta o incluso detenerse y observar aves como la cigüeña, el flamenco, el correlimo, el chorlito y muchas más, por lo que se convierten en un espacio ideal para el avistamiento de aves tanto residente como en su paso migratorio.
Sin embargo, las marismas cobija multitud de otras especies animales. Prueba de ello son los esteros, a los que la ciudad ha dedicado uno de sus Puntos Mágicos, y que van ligados a la actividad salinera y ofrecen en época de despesque la mejor materia prima del mar: lenguado, lubina, dorada, ostión, almeja fina, camarones, langostinos…
Por otro lado, son numerosas las especies vegetales de las marismas, que se han adaptado a un medio salado. Entre las plantas autóctonas que habitan este ecosistema destacan: la espartina, que soporta inundaciones periódicas ocasionadas por las mareas; y la salicornia o hierba salada, que desataca por su uso culinario.
En resumen, el paisaje que rodea a quienes acceden a este espacio invita a disfrutar de la naturaleza que nos rodea, desconectar de la rutina y conectar con nosotros mismos.