El castillo de Sancti Petri es un elemento fundamental en el paisaje de la localidad. Preside el horizonte y es visible desde las playas chiclaneras. Al estar ubicado en medio del mar, es accesible en lancha. Si te gustan los deportes acuáticos, te sugerimos una propuesta más original: acceder en kayak. Por otro lado, cuando la marea está muy baja es incluso posible llegar al castillo a pie y nadando; sin embargo, no es recomendable desplazarse hasta él caminando, pues debemos contar con la subida de la marea y las corrientes que se generan.
Si te encuentras en Chiclana durante los equinoccios de primavera u otoño, te recomendamos que acudas al mirador en la playa de Sancti Petri que constituye uno de los siete Puntos Mágicos de Chiclana. El encanto de las vistas que ofrece este mirador radica en que el ocaso se produce justo sobre el castillo durante los equinoccios de primavera y otoño. No te lo puedes perder.
El castillo de Sancti Petri es hermoso a simple vista, pero su historia tampoco deja indiferente, pues ha sido testigo del paso de las civilizaciones que han ido asentándose en la zona a lo largo de la historia. De hecho su función ha ido cambiando en función del pueblo que predominaba en cada momento en la Bahía.
En su origen fue un templo construido en honor a la divinidad fenicia Melkart, que corresponde a Hércules, en el siglo XII a.C. y alcanzó su máximo esplendor durante la época romana si bien entra en decadencia durante el dominio visigodo. El castillo actual, cuya maqueta cuelga en el vestíbulo del Museo de Chiclana, tiene su origen en el baluarte construido desde el siglo XVI. Ha resistido ataques piratas y sufrió bombardeos durante la Guerra de la Independencia. Es, por tanto, una edificación que destaca tanto no solo por el encanto de sus vistas desde la costa, sino también por su relevancia histórica.